Una vez más ha ocurrido. Una vez más la decepción se ha subido sobre mis hombros y aquel en el que creía que podía llorar me ha dado un mal golpe. Ya sé que las cosas no siempre salen como uno quiere, pero es que a mi la nada me invade. Qué triste es descubrir que la persona por la que hubieras puesto la mano en el fuego, hubiera dejado que me quemase... qué irónico-sarcástico el que presume de decirlo todo a la cara y resulta que sólo sabe callar.
Sangre fría. Eso es lo que hay que tener para alargar tantas mentiras que me hicieron tanto daño. Sangre fría para proteger a alguien y encima ser su cómplice a escondidas.Tan culpable uno como otro. Poca vergüenza. Excusas baratas.
Un palo detrás de otro, esa es mi historia. Una historia escrita por otra persona que tuvo en su mano cambiar el rumbo de sufrimiento, y se limitó...a no hacer nada.
Después de esto, y si antes ya era difícil...la virtud o ya sea el defecto, de poder confiar en alguien... la confianza se ha fugado despavorida de mi vida. Se ha exiliado al mundo de las causas perdidas sin billete de vuelta.
Pero así es, los disgusto nunca vienen juntos.
Sólo me queda esperar que los rios que ahora andan desbordados apacigüen, porque así de tonta soy, que no quiero perderla.
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